16 dic 2010

DEFENESTRANDO MAÑANAS

Cagonlaputa!! Me he quedado sin Internet!! Así que en espera de que el viernes venga Dimas a piratear una de las múltiples redes que se pillan en casa, me he tenido que venir hasta la Casa de las Conchas y pedir un ratín de ciberconexión. Aprovechando que estoy de tarde, me he levantado temprano,( las 11 y media) y he pisado la calle, con cara de “tengo un mogollón de cosas que hacer así que no me molesteís ni me interrumpaís que estoy superliado con mis cosas mega-importantes”. He caminado por Melendez con paso firme, adoptando la pose del que va, por lo menos, camino de desactivar una bomba en el dormitorio de la chica morena de rizos del quinto 11.
Luego, desactivar, lo que se dice desactivar, pues he desactivado más bien poco. Incluso he tomado café en el Alcaraván y lo hacía como si tuviera prisa. Maldito idiota.
También me pasa que cuando vengo a la biblioteca a ver el correo y a escribir alguna chorrada como ésta, pongo caras. Digo cuarenta y cinco minutos de internet, por favor... y me sale la cara de escritor de best-sellers agobiado por los plazos de entrega que impone su editor y al que se le ha jodido la conexión Wifi de su apartamento y baja a buscar el ciber más cercano a fin de poder enviar su último y transcendental capítulo titulado "martinis en Capri".
La verdad, esta última cara me aburre. Ahora estoy perfeccionando la de articulista de culto agobiado por los plazos de entrega que impone su editor y que vive en una cutre pensión sin adsl después de que su novia, cantante de jazz en un cabaret y alcohólica, se bebiese una botella de bourbon y le pusiera de patitas en la calle, con lo cual acude a la Casa de las Conchas para enviar su último y transcendental artículo titulado "Adoro los haikus" Si, soy consciente de que hago mogollón de estupideces. No sé si le pasa a todo el mundo o soy yo que las pienso demasiado y actúo como un deficiente. Igual la gente las piensa y no las hace o las hace sin pensar. No sé si tengo remedio o soy un imbécil profundo. Sospecho que esto último.
Hay una chica preciosa en la terminal 3 y yo solo puedo pensar en el mono que tengo de un cigarrillo, pero me gusta la idea de que me vea teclear con aire interesante, afuera está lloviendo y me da igual: que llueva, que llueva y que le pille a la virgen fuera de la cueva, que dentro bastante tengo con intentar mantener mis planes abrigaditos y la cabeza fría y arroparme el alma con la mantita de los sueños, que ya oigo al invierno dando tumbos en el portal borracho y desorientado buscando el timbre.

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