23 nov 2010

VACACIONES DE OTOÑO

Los camiones se deslizan por Álvaro Gil, circulan rugiendo por la recta jungla de asfalto, son de un blanco enfermizo. Un blanco que parece contagiar a las gentes de la zona, a esos pobres diablos que ahora dormitan sin soñar entre sus 4 paredes. Y mientras los camiones rodantes avanzan como una plaga y se extienden por la ciudad con su carga, yo, en mi triste apartamento, me lamento por tener que empezar mañana a trabajar de nuevo. Otras vacaciones pasadas a la sombra de la mediocridad, sin hacer lo que realmente me apetecía. Otras vacaciones que se escapan de las manos, del tiempo y para rematar la jugada sin ni siquiera haber aprovechado mi último día.
Estudiantes que regresan gritando y haciendo eses, señal de que se acabó el alcohol y se acabó la noche, Yo me cago en su puta madre, mitad por envidia, mitad por pagar mi frustración con alguien. Mañana me toca incorporarme otra vez a mi rueda cotidiana, a mi miseria particular. A las 7 de la mañana pararé el despertador de un manotazo, me pondré en pié con dificultad y mientras el agua tibia de la ducha resbale por mi piel me odiaré por no intentar cambiar esta vida que tanto agobio me causa, esta vida que ,en noches así, siento que me acaricia con cuchillas de afeitar oxidadas…


14 nov 2010

N

Había una vez una niña con 4 ojos y dos piernas y 3 manos y 6 relojes, y tenia una hermana y una piscina en la azotea. Y si abrías las ventanas de su corazón veías 4 años perdidos al fondo de su aorta. Y 2 mariposas azules le salían sobre la nariz, y te miraban por dentro y te veían. Te veían de verdad.
La niña de los 4 ojos y las 3 manos y la azotea y todo lo demás se llamaba Noelia y nació un día de Noviembre más bonito que el huerto de Calixto en otoño. Sabía poner una sonrisa de punto y seguido a las historias y un par de carcajadas en el café cortado por si más adelante el día se ponía peliagudo. Noelia y yo nos conocimos una noche oscura de verano, de linternas y de botellas en el suelo. Ella me llevó a ver la ciudad donde vivían las princesas francesas y también me enseñó a comer calabacines. Noelia y yo hemos viajado y nos hemos reído el uno del otro, nos hemos sostenido los tonos más graves y hemos bailado. La niña de las múltiples manos y los 6 relojes es probablemente lo más bonito que queda en mi vida, que también tiene varios años sucios y llenos de polvo. Por todo estas cosas y por alguna más nunca dejaré de darla abrazos a destiempo y de intentar sacarla de sus casillas y de gritarle gracias a base de letras y espacios en blanco.
Noelia tiene esta tarde lánguida de domingo 34 finales de siglo prendidos entre los dientes.
Felicidades None, y que sigan lloviéndote Noviembres. Yo me ocupo de eso.


13 nov 2010

VENDIENDO HUMO A COMISIÓN

Para dinamitarte el corazón no hay nada como el explosivo plástico de una verdad en el momento adecuado. Un buen “Zas!, en toda la boca”.Lo sé por experiencia.
La situación es la siguiente: Centenera, más allá de las 4 de la madrugada, dejo caer la mirada por los ojos que me rodean, me gusta, mirar a las chicas, supongo que es una forma de cerciorarme de que aún no he dejado de ser un post-adolescente y de que aún puedo resultar medianamente atractivo para alguien, me mola mil que dentro de ese pequeño mundo alguien me mire tiernamente como a un tonto y que esa mirada me dé la clave para intentar querer una vez más.
Unas palabras y una sonrisa me la presentan, no hay 2 besos de rigor, no me gustan las cosas convencionales, la conversación surge naturalmente, promete, es augurio de algo diferente. Igual ahí está el error, que en lugar de verme embarcado en un duelo de esgrima verbal debería haberla propuesto ir a mi casa a enseñarle mi biblioteca y acariciar juntos la firma de García Marquez o de Neruda, y dejar caer una caricia indolente al tiempo que un susurro actúa de heraldo y anuncia mis ganas de comer esa boca, de pegar un polvo. Así que cuando veo que sus amigas la avisan de que se van y ella hace un ademán de duda se lo digo, no con esas palabras, con otras: más retóricas, más pedantes, más vendedor de humo. Con palabras que simulan la necesidad que tengo de fundirme en un abrazo. Ella se hecha a reír:
-“Tú eres un poquito idiota no?”
Y se va, y me deja planteándome si tiene razón, que igual ese es el problema, que soy un poquito idiota, al menos en medio del Centenera, con las luces encendidas rompiendo la magia, con la estúpida canción de la bola de cristal poniendo banda sonora a mi fracaso, es como me siento. Tengo la sensación de otra batalla perdida contra el mundo.



9 nov 2010

CAPAZ DE LO MEJOR Y DE LO PEOR

En Salamanca la gente de fuera abundamos, por eso no suponemos para la gente de aquí ninguna novedad, ni les suscitamos curiosidad alguna. La primera vez que salí recuerdo una gran amplitud de género femenino, lo que me inoculó el falso presagio de un glorioso futuro sexual. 6 años más tarde y con una soledad mayor, confirmo que no fue así. None y yo teníamos la teoría de que en Salamanca se ligaba un montón. Debe ser cierto, aunque generalmente Salamanca no te proporciona la satisfacción personal de la conquista. Puedes haber flirteado con una chica cada fin de semana de Octubre, pero llegas a fin de mes con el mismo extraño sentimiento de vacío de siempre. Igual no es cuestión de la ciudad, igual es lo mismo que en todos lados, igual es culpa mía ese agujero negro de la realización amorosa,
Pero Salamanca tiene un punto mas impredecible, es como si tuviese personalidad propia, Salamanca inquieta en ocasiones, aquí los estudiantes tienen siempre 20 años y tu vas haciéndote mayor sin delicadeza como diría Sabina, y entretanto Salamanca no te presta atención, no le importas, porque sabe que está por encima de ti, que si no estás a gusto solo tú saldrás perdiendo. Porque a pesar de las convenciones y de las reglas que separan el bien y el mal, de la supervivencia y del fracaso, del día y de la noche, esta ciudad lleva dando a mucha gente la oportunidad de ser quien quieras ser, y que casi nadie se preocupe por ti, ni se meta contigo, ni se moleste por ti. Y menos que nadie ella.
Porque hay algo que está claro, una cosa son los salmantinos (oriundos y adoptados) y otra cosa es Salamanca, aunque ella no lo diga. Creo que no lo dice porque no lo importa, porque está hasta los cojones de todos los que llevamos demasiado tiempo con ella y a punto de hartarse de ella misma. Lo noto en que a veces estoy a punto de ser feliz viviendo aquí, pero no lo acabo de ser, como si me faltara algo… o alguien. Y me siento como cuando el dentista te saca un diente y te pasas el día tocando su ausencia con la lengua, palpando con la esperanza de encontrarlo ahí. Y eso me resulta triste, que Salamanca se me insinúe cruelmente, como la desconocida que te lanza un beso antes de cerrarse el ascensor. Y lo peor de todo es que no pierdo la fe, aunque pasen los días, aunque no deje de resultarme curioso que una calle hecha para pasearla solo los días de niebla se llame Compañía. Porque me hace creer que algún día caminaré por esa calle con quien quiera y encontraré a la dueña del beso alado.

6 nov 2010

EL BARQUERO DE LA MESETA TOCA PUERTO

El tío que vende las entradas en el Puerto de Chus me recuerda a uno de los golfos apandadores, pagamos, entramos, se trata de apurar la noche y Salamanca no ofrece demasiadas alternativas decentes. Me preparo para devolver los golpes disfrazado de uno más. Dentro lo de siempre, un montón de cuerpos vacíos de alma, mucho postureo, y el esfuerzo de la noche vertido en la última esperanza de ligue, de que no sea otra madrugada vacante de abrazos. Con varias copas de ron en la línea de flotación palpita siempre el desafío al miedo, al rechazo. La veo, una vez me comentó que daba clases en la uni, pensé en mil frases ingeniosas sobre el dolo y la culpa en un intento de demostrarla que no era uno más de los babosos que la mendigan besos, no es mi caso. Como viene siendo habitual fingimos no conocernos, me pregunto hasta cuando durará este deterioro de la amistad que pudo haber sido y no fue. Son las 6 de la mañana y me saturan las divas. Elijo el itinerario habitual, esquivar cuerpos que me acercan a la barra y me alejan de ella, supongo que en el fondo guardo la esperanza de una nueva conversación con alguna chica que sepa que lo que suena ahora son los Smiths y que sea capaz de tararear Love of Lesbian, de forma estridente.
Atrás queda otra noche perdida, conversaciones, vasos, miradas, canciones, universo charro. Y aún así me gusta, a pesar de las morenas con mirada heladora, por eso sigo saliendo a emborracharme, por justificar madrugadas y cobardías, por justificar hasta los besos derrotados. Alguien me dijo alguna vez que los fracasados no tenemos miedo, que somos inmunes al miedo. Mentía, sigo teniendo miedo a enfrentar según que miradas, igual es mi complejo de inferioridad, igual es que creo que esa chica no justifica el esfuerzo de intentar agradarla. Hartazgo de canciones conocidas. Me entretengo mirando a la multitud que puebla el bar esforzándose con intensidad en fingir pasárselo bien. Cada vez soy más intolerante con las poses, pero es el Puerto de Chus. El blindaje de los rostros, el tránsito de abrigos y cazadoras, el triste simulacro de la felicidad, el comercio de comportamientos... Veo ojos que me clasifican, pero tengo más años que la mayoría de la gente aquí y ya no vivo en vilo por esas cosas, sé que mi corazón no se va a quedar enredado en ningún nombre. Ella se va con su troupe de amigas, seguras de si mismas, abriéndose paso sin abrazos por el bar, que ahora me parece menos acogedor que cuando entramos. La noche ha vuelto a vencer, ya no me queda nada que justifique otra copa y no me apetece esforzarme por intentar resultar agradable a alguna chica a la que en el fondo despreciaré profundamente como me pasa con la mayoría de la gente. Alguien habla de pedirme otra copa, le digo que se la meta por el culo No le pienso contar a nadie lo mucho que me jode que ella se haya ido. Tal vez por eso tengo esta capacidad de sufrimiento, porque soy capaz de anestesiar mis emociones hasta desinflarlas, llevo años haciéndolo. Debería haberme resignado ya.

5 nov 2010

RECOPILANDO

35 años, 16 al estilo sniff, 7 al estilo buaa, 5 para dejar mañana en el trabajo. Mis días, al corte los buenos y por piezas los malos... y en medio las madrugadas.
1 padre (ya no) y una madre a compartir, una hermana propia por tanto.
17 estaciones poéticas muchas de ellas ebrio y feliz.
4 ciudades, León para aprender, Cadiz para aprender a estar solo, Valladolid para aprender a amar, Salamanca para aprender a amar lo que se perdíó y seguir solo.
Unos 60 poemas que no he contado y unos 20 cuentos que no lo son en unos 100 mb.
Varios cientos de libros, algunos en idiomas que apenas puedo leer
Una botella en una calle de Sevilla.
14 amantes, 2 novias formales.
Con las mujeres con las que quise follar se podrian llenar la Alamedilla, el Campo Grande, Papalaguinda y la Plaza Mina; orgulloso de decir que tenia una palabra perfecta y bonita para cada una de ellas.
2 amores platónicos a los que regalar alguno de los libros.
2 canciones preferidas que mañana serán otras 2 y pasado mañana acabarán siendo como siempre una de Sabina y otra de Nacho Vegas.
2 mejores amigos.
Nada en los bolsillos, nada en la nevera.
Nada que añadir, que me declaro culpable de haber vivido y de peterpanismo...


4 nov 2010

NOVIEMBRE ES UN VERSO DE GARCIA MONTERO

Supongo que un 40% de caos es imprescindible en cualquier vida. Desconfio de las grandes promesas y de las personas de una pieza que lo tienen todo claro. No me agrada ser acorralado afectivamente, ni justificar mi afectividad.Tampoco me gustan demasiado las flores, no es que me den alergia ni nada, es simplemente que no me gustan. Lo que sí que me da alergia es el 90% de la gente, especialmente los tios que sonrien demasiado y son "guays", me da la impresión de que a la vuelta de un tiempo aparecerán en la escena de un invierno con un cuchillo en la mano y las facturas de la vida en la otra. Tampoco me gusta que el deporte ocupe el mismo espacio en los telediarios que la política y que ultimamente ambos me dejen el mismo regusto amargo en la garganta. Por eso cuando la vida se hace demasiado doméstica a mi alrededor suelo desaparecer del mapa.
Sí, soy un decadente, un eterno fascinado por la estética del perdedor y amo las atmósferas donde se desenvuelven los perdedores. Busco gato encerrado si todo sale a pedir de boca demasiado tiempo, y cuando me siento demasiado establecido busco cagarla de alguna manera que venga a demostrar que aún no he sentado del todo la cabeza.

3 nov 2010

GENERACIÓN X

Una luna pletórica de fuerza brillaba estupidamente a través de la ventana del Birdland. El bar estaba más que mediado tras la manifa que habia pasado por debajo. Los currelos fumaban casi en silencio, en una mesa contigua un grupo de estudiantes hablaban, leian fanzines... Coca en silencio le daba vueltas en su cabeza a un asunto que habia oido en televisión o en algún otro sitio, no estaba muy seguro. Apartó la vista del panfleto anarquista que leia y se quitó los cascos del mp3
 -Juanjo-dijo- nosotros... qué somos.... generación X ¿no?
 -eso dicen-respondió Juanjo
 -Pero eso de generación X..., eso que es?
 -No sé... pero dicen que somos una generación de jóvenes abúlicos, todo nos es indiferente, no creemos en nada, en ningún tipo de revolución...
 -Porque?
 -Por que sabemos que ya las hubo, y que en el fondo fracasaron, nunca hubo un gran cambio: las cosas en esencia no han cambiado y dificilmente podrán cambiar ya.
Entonces uno de los sindicalistas ya cincuentones se dió la vuelta y con tono grave y cigarrillo ( ridículo remedo de Bogart) dijo:
 -No creo que sea así, aún podeis cambiar las cosas.
Su intervención originó un silencio de reflexión.
 -Tal vez, dijo Coca, pero no apetece.
Todo el grupo de chicos jóvenes rió la ocurrencia. A todos les hizo gracia; bueno, a todos menos a uno.