17 oct 2011

VIRUTAS DE AHORA

A estas alturas de la vida, acabas guardando casi todos los recuerdos en cajas. Debajo de la cama, encima de armarios o en desvanes que apenas se abren y oscuras habitaciones de la mente. Algunas veces los buscas, y otras te tropiezas con ellos. Y te producen sensaciones extrañas, como algunas ciudades. A mi por ejemplo Sevilla. O como algunas canciones. A mi por ejemplo canción de palacio 7. Luego pasa el tiempo y generalmente se lleva el dolor, pero no las heridas. El alcohol las cicatriza, pero tampoco se las lleva. Igual es que pesan demasiado. Que más da, tampoco me quita el sueño. La cosa es que comparada con el presente, la nostalgia no es mala compañía de viaje durante un ratín. El presente, en lo que malgasto mi escaso tiempo, esencialmente, consiste en cambiar de voz, perder el hilo y pedir la última copa que desborde tu infierno, encender un cigarrillo, fumar para evitar hablar, para salvarse de las preguntas incómodas. Avanzar a destiempo, tropezar siempre con el mismo escalón y con la misma pierna. Tirar a dar donde más duele, dejarse arrastrar y arrastrar por el miedo, soplarle a la vida con labios afilados, dar vueltas como un loco en el primer torbellino que me convenza de que puede ocultarme, encararse con el frío hiriente de los desengaños, no retroceder sin una buena razón. Entrenar sonrisas falsas e intentar estrenar un amor distinto cada noche a base de arropar labios bonitos de chicas ciclotímicas en la indiferencia de mis labios mordidos. Guiñar un ojo en un bar y atrapar el exceso de gilipollas que estorban mis silencios. Manosear la crueldad del miedo, intentar escabullirse de según que nombres y miradas. Coleccionar las instantaneas de casualidades afortunadas. Apoyarse en los abrazos intermitentes del calendario. Afirmarse día a día aunque de noche la vida sea más estrecha. Estar permanentemente sentado al borde de la incertidumbre y el tedio.
Cierto es que ya no nieva soledad en mi alma como cuando llegué a esta ciudad, aunque igual tienen razón los abuelos y es que simplemente ya no nieva como antes. Toda esta paja mental era para decir que no es que quiera joder, pero a veces resulta chungo captar el sentido de las pequeñas cosas. Que al final son las únicas capaces de salvarnos.


The Prodigy - Smack my bitch up (Uncensored Video) por zambranodios

2 comentarios:

  1. Mándaselo a Nacho Vegas , a lo mejor lo canta y todo.

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  2. Si uno de los dioses de mi panteón como es Nacho vegas se dignara a mirarme de reojo, le ignoraría como hago con las deidades. Por aquello de cagarla en el momento más inoportuno para no perder la costumbre. Continuamos para bingo.

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