12 jun 2011

LATIDOS DE DOMINGO

La chica que se acaba de sentar en la mesa de al lado no está demasiado buena ni nada. Ha llegado con su bandolera y se ha pedido una caña en plan soy una indie-modernilla qué coño miraís. Aparenta estar tan segura de sí misma que tan siquiera ha mira alrededor y se limita a juguetear con su movil simulando mandar mensajes urgentísimos.
Estoy en el Delicatessen soportando mi resaca como buenamente puedo. La terraza está concurrida y yo, como no tengo tanta confianza en mí mismo, sí he sacado un libro que me importa tres cojones, hago como que leo y levanto la vista continuamente mirando la vida pasar. En realidad lo que hago esencialmente es ver las chicas pasar. Ya he dicho que la chica de al lado no está demasiado buena, pero como me está mostrando sin pudor su tanga y tiene dos hermosos pechos, decido no dejar de mirarla hasta que se convierta en el pibón que le hace falta a esta tarde de domingo.
En lo que eso ocurre os contaré que estuve en Madrid, que una prostituta de la calle Montera me preguntó la hora y yo pensé que tenía todo el tiempo del mundo, que tenía los ojos más bonitos que he visto y que me gustaría poder dedicarle algo más que estas palabras. Tambien os diría que hay gente que hace poco me besó en la espalda muy despacito y tardaré mucho en volver a ver, que estoy empezando a pensar en una respuesta para cuando me pregunte a mi mismo como he llegado a esto. Tambien podría contaros una historia que no fue: no se me da bien calcular la edad de la gente, pero diría que tenían unos cuarenta. El delgado y feo con gafas y barba en tez oscura. Ella era gorda, de piel blanca tambien fea. Se dieron un rápido beso en una calle de Malasaña y al separarse él le guiñó un ojo. Me recordó vagamente a algo que no quise recordar por aquello de no dejar que el pasado pueda más que el futuro. Ella se fue caminando calle abajo, él entró en un supermercado. Yo seguí calle arriba mirando al horizonte donde nunca se llega.
Pero creo hoy no estoy demasiado inspirado, y si sigo escribiendo me va a quedar en plan como muy pobrecito mío y voy a seguir provocando ganas de que me adopten y no me mola ni media.
Y además, la chica de al lado me empieza a parecer una auténtica diosa, así que me voy a pedir otra caña mientras le pongo ojitos y pienso en secarle las gotitas de sudor de su nuca...

2 comentarios:

  1. Has hecho que recuerde una de mis bandas sonoras favoritas y te has librado de momento de la adopción :-)

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  2. Me conformo con una acogida temporal, una extraña mezcla entre Oliver Twist y el niño de la profecía...

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