6 feb 2011

NO SÉ..DOMINGOS... ALGO

Me despierto a su lado y pienso en las cosas malas que hemos hecho y en las que nos quedan por hacer. Pongo a Sade en el equipo de música y observo como se despierta. Contemplo los restos del caos del viernes aún en casa: el gintonic caliente sobre la mesa, los vasos de cubata con restos de líquido,las botellas vacías, el incienso quemado, y las colillas en las tazas. Todo perfecto, todo preparado para ser recordado. Sé que esta sensación no durará mucho pero no me importa demasiado. Me duele la cabeza y sonrío al asomarme al espejo del baño.
Es importante recordar estas cosas, me digo. No debo olvidarme nunca de estas mañanas, ni de la garganta áspera, ni de la cocina revuelta, ni de la ropa en el pasillo, ni del desastre de este apartamento tras dar una fiesta. Tengo que intentar recordar siempre cosas como ese gesto que ella hace cuando no quiere abrir los ojos y sabe que la estoy mirando. Ojalá me queden muchas mañanas como esta. Aparece mientras me estoy duchando. En ese momento soy yo el que sé que me mira, y abro más el agua fria como a ella le gusta. Enjabóname mi niño.
Seguimos buscando la temperatura del agua. Ducharse con una chica siempre me ha parecido algo divertido. Con los pelos mojados le acaricio los pechos y le digo que podría escribir sobre esto. Ella sonríe y me dice que estupendo, que le parece bien. Creo que he ganado una lectora. “¿Entonces, cómo crees que debería titularlo?”. Ella responde “no sé…domingos…algo”.Le contesto que no tiene sentido pero tiene su gracia. Ella asiente divertida.
Los pelos todavía mojados y revueltos salen a la calle. El dominical del periódico desplegado sobre la barra del Toscano. Es tarde y no quedan croissants,así que optamos por tostada y napolitana y dos cafés con leche por favor. Mi cucharilla, como siempre, acaba en el suelo y uso la suya. Ella finge enfadarse, como una niña malcriada, me encanta y vuelvo a pensar que debo acordarme de todo esto.
38 horas juntos gracias a la decisión de una chica la noche anterior. Una chica que me miró a los ojos, valiente, decidida, arriesgada, convincente, sin red.
38 horas pegados, debajo de las sábanas, especulando divertidos con la posibilidad de que alguien invente una forma de despegarnos.
38 horas riendo, paseando, bebiendo, cantando y brindando, planeando viajes irrealizables, huyendo de la cruel rutina que nos aguarda con cada lunes, descubriéndonos a base de copas de ron, con cada canción, con cada bar,.
No sé si fue la mejor manera de pasar una noche de invierno. Pero fue la mejor que se nos ocurrió. La mejor que supimos. La que necesitábamos.

3 comentarios:

  1. Quién quiere lunes de San Valentín teniendo domingos que no dan pena ni remordimientos si hay "algo" tan obsequioso como el recuerdo de 38 horas. Me parece mentira que me esté enchanchando a su blog, Turnedo. Y hoy tampoco me atrevo a darle al play.

    ResponderEliminar
  2. Pues dele al play sin miedo. Solo hay algo peor que fracasar, no intentarlo. Y sabes que no lo has intentado por temor a fracasar. Joder con las paradojas!

    ResponderEliminar
  3. Touché con el vídeo,maestro,uno de los meores del Siglo XX,sin duda,digno de tésis.

    ResponderEliminar