1 jul 2011

CONJUGA EL PRESENTE SIMPLE

Si, lo sé, tengo todavía demasiada carga de insensatez. Pero al fin y al cabo lo he elegido. Y es que sospecho que solamente cuando mi cuerpo deje de estar caliente, cuando lo introduzcan en una bolsa de plástico y el aire esté igual de seco dentro que fuera, entonces dejaré de tensar y destensar mis preocupaciones. Tampoco puede ser muy difícil, solo tengo que mirar a mi alrededor y ver las múltiples formas que tiene la gente de rellenar la vida, de relajar la mente como la mejor de las drogas. El truco está en intentar pensar en una vida en la que no existen los sentimientos sino unos sustitutos que curiosamente se llaman igual pero que son desechables. Intentar pensar en una vida en la que nadie se interesa por ti ni por tu alegría sino por tu status y las posesiones que has almacenado. Intentar pensar en una vida en la que todo lo que quieres esté siendo destruido mientras no haces nada por evitarlo. Intentar pensar en una vida en la que anheles por encima de todo que algo salga bien… pero casi nunca sale. Puede ser que si me tocara esa vida intentase no mirarla a los ojos. Elegiría una buena oposición por promoción interna y me pondría a estudiarla como un enajenado. No volvería a trabajar de tarde, madrugaría todos los días y de camino al autobús procuraría no pensar en otra cosa que en el partido del sábado. Que pedazo de gol!.
Elegiría un par de cosas absurdas como un coche y una casa muy grandes a los que dirigir todas mis esperanzas. Encontraría a alguien con quien compartir todo eso, no sería difícil, las almas gemelas abundan. Me acostumbraría al sabor de lo monótono.
Con un pelín de suerte me muero estando ya muerto y me ahorro un sufrimiento.

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